Bandidos del Desierto

Alcómica Ediciones 21:08

En el libro “Narraciones Históricas de Antofagasta”, el Historiador Isaac Arce hace referencia a un tipo particular de bandidos que gracias a la bonanza económica del salitre se establecieron en la zona de Antofagasta para cometer sus fechorías. Estos representantes del bandidaje local se constituyeron como personajes históricos con nombre y apellido (o al menos sus apodos) que dejaron su testimonio en el tiempo a través de las fechorías que cometían y que han sido mencionados varias veces en diversas obras como “Norte Grande” de Andrés Sabella.


Historia

Se tienen registros específicos de bandidos como El Minero, El Rancho, El Salomón, Bruno Guerra e incluso de El Picoteado. Las Narraciones también mencionan a un tal Silverio lazo, apodado “El Chichero”. Algunos de estos registros son más difusos que otros, dado el rol subalterno que estos personajes jugaron en la sociedad de la época y por ende en sus registros historiográficos. Muchos de ellos no eran precisamente eruditos dedicados a escribir su propia historia, por lo que se tratan de personajes que no tienen un protagonismo en la historia tradicional.

Se sabe que El Colorado y El Salomón trabajaron un tiempo en solitario cerca de Caracoles. Se trataban de dos salteadores de caminos que aguardaban pacientemente hasta divisar carretas con cargas valiosas y las asaltaban por sorpresa, amarrando y golpeando a sus pasajeros y muchas veces, ultrajando a sus pasajeras. Posteriormente se habría incluido a Bruno Guerra en sus fechorías. Los tres fraguaron un asalto a la carreta del joyero más rico de la zona y lo concretaron exitosamente.

“El Colorado, Salomón y Bruno Guerra eran temibles. Individualmente secaban toda valentía. Sus cuchillas, si no llameaban, destilaban la muerte, en cambio, con inexorable medida. Solos habían logrado el renombre sangriento y la gloria del arma que muerde, como una fiera. Las huellas que amarraban a Camarones con Antofagasta sabían de sus galopes en mitad de la noche, ebrios de Oro” Andrés Sabella. Norte Grande. Novela del Salitre 1944 Pag 48

Por las descripciones que Andrés Sabella da en su libro, El Colorao poseía un anillo que movía constantemente con sus manos a modo de amuleto, Salomón tenía una oreja casi destruida y como si de un tic nervioso se tratase, se la acariciaba cada cierto rato y Bruno Guerra, parecía gozar de una manera particular cada licor que probaba.

El Colorado y su pandilla lograrían robarse una remesa de dinero en diligencia que se enviaba desde Antofagasta a Caracoles, para el pago de una de las grandes empresas mineras . El Colorado, Bruno Guerra y Salomón fueron sorprendidos en Cuevitas y tomados prisioneros por una patrulla de tropa que los buscaba incesantemente, al mando de un sargento mayor de apellido Basconés. Los bandidos iban camino a Antofagasta con el propósito de asaltar el Banco Nacional de Bolivia (que por esos años se ubicaba en Antofagasta), cuando fueron capturados, exactamente el 28 de octubre de 1873. Todos fueron aprisionados en CobijaLas investigaciones de Arce nos señalan que Rancho, El minero y el mismo Picoteado habrían trabajado juntos en Caracoles o en las salitreras del Salar o Carmen Alto.

De Rancho sabemos bastante poco. Según la historia de “Emisario del Sol” habría tenido una basta vida de maleante desde joven. A los 12 años ya estaría aprisionado por algún delito y algunos creen que ahí habría entablado “amistad” con Don Alfonso. Escaparía de la prisión y complementaria una larga vida como maleante con esporádicos trabajos como obrero. Por otro lado, también las narraciones populares hablan del conflicto entre El Rancho y El Picoteado, que por tener diferencias ligadas a las faldas en Carmen Alto decidieron solucionar sus problemas de una vez con un duelo a cuchillo limpio, y la trifulca se desarrolló en los terrenos donde se erigiría originalmente la Oficina Salitrera Francisco Puelma, cerca de una quebrada. 
Sin embargo, sus conflictos terminaron más trágicamente que en la historia de Emisario del Sol, pues ambos murieron y sus cuerpos quedaron abandonados en las tierras del desierto. Algunas narraciones complementan el hecho señalando que el Rancho y el Picoteado tenían una relación de amistad y enemistad constantes, casi de competencia y el duelo habría sido atroz y verdaderamente salvaje.

El Picoteado, encarnado en la historia de Emisario del Sol por Don Alfonso, es descrito profundamente en el libro de Andrés Sabella “Norte Grande” que mezcla la crónica histórica y la poesía. Allí se deja registro de la amistad que tenía con el Rancho antes de enfrentarse por una mujer llamada Lucrecia, de la cual ambos quedaron profundamente prendados y se deja en claro, trágicamente, el triste destino de ambos guerreros.

En la misma obra, se menciona al Minero como un trabajador ladrón, violento y pendenciero que una vez entró a una cantina donde un boliviano fantaseaba contándole a todo el mundo que había sido el responsable de apalearlo en una riña, pero el personaje no sospechaba que entre la audiencia que escuchaba atenta las características de su logro, se encontraba su supuesta víctima, quién se encargó de castigarlo por sus fanfarronadas, armando una gran pelea entre los asistentes, describiendo la cantina como un infierno de sangre. Tras el altercado, el Minero amordazaría al boliviano y ultrajaría a su mujer ante sus ojos. Algunos señalan que previamente El Minero se había hecho conocido en Antofagasta por acribillar a puñaladas a un individuo en una pelea callejera en un descampado (que actualmente es la misma Plaza Sotomayor de la ciudad). Varios años después, la gente seguía prendiéndole velas al ánima de su víctima. Se sabe que El Minero fue aprehendido por la policía, pero escaparía.

Según Isaac Arce, las riquezas minerales y la bonanza del salitre permitirían que viniese gente de todas las clases a la ciudad, entre ellos “rotos”: bravos para la pelea y fuertes y esforzados para el trabajo; pero, junto con estos, llegaron, a la vez, algunos elementos perversos del más bajo fondo social, de instintos depravados y criminales, como los hay en todas partes del mundo . Pag 328

Según la historia planteada en Emisario del Sol, Rancho, Salomón, Bruno Guerra, El Colorao y El minero habrían formado una banda de bandidos del desierto que operaron entre Arica y Antofagasta entre 1908 y 1910 realizando toda clase de atracos y utilizando la abandonada Oficina Salitrera de Chapiquiña como base de operaciones y escondite. Aparentamente, la banda sería disuelta por Don Alfonso (y la ayuda de Damián Cornely y Auki Capaq) , que se encargaría de apalear a los bandidos. 

No sabemos si, tras este hecho, el grupo de maleantes se reagrupó o se dividió completamente para siempre. 

El Rancho y el Colorao fueron compañeros, a su vez del llamado Chichero, bandido que alborotó todo Caracoles, Cobijas, Tocopilla y la policía intentaba en vano ubicarlo, al punto que se cuenta que en una ocasión se escondió dentro de un tonel de cerveza cuando los oficiales registraban la bodega que usaba como escondite, pero profundizaremos en la historia de este último personaje en un próximo artículo.


Fuentes:

  • Floreal, Recabarren R. “Bandidos de Verdad” 26/01/2009 Revista Tell Magazine. Antofagasta
  • Sabella, Andrés. "Norte Grande". Novela del Salitre 1944
  • Arce, Isaac "Narraciones Históricas de Antofagasta" 1997



Comparte este contenido

Entradas Similares

Siguiente
« Prev Post
Anterior
Next Post »